SERIE MINAS DE LA UNIÓN Y CARTAGENA VI: COTO MINERO DE CALBLANQUE.
Durante el Mioceno superior, el Campo de Cartagena sufrió uno de los episodios más recientes de vulcanismo de la Península Ibérica.
Hace unos siete millones de años se produjeron erupciones en la zona, como atestiguan las islas del Mar Menor, la isla Grosa, El Carmolí o el Cabezo Beaza. El Cabezo Negro de Tallante fue quizás la última erupción hace aproximadamente un millón de años.
Asociados a este vulcanismo se generaron potentes procesos en los que el agua procedente del interior de la tierra, con presencia de minerales disueltos y sometida a fuertes presiones y altas temperaturas, los precipitó en las fallas y cavidades de la sierra y dio lugar a los importantes filones minerales de la Sierra de Cartagena.
El Coto Minero La Poderosa está situado en el Parque Regional de Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila, en las proximidades de Cala Reona, y se reparte entre la vertiente sur y norte del Cabezo Talayón y en el Cabezo de la Escucha.
Según la información facilitada por Manuel Morales, Coordinador de la Sección de Documentación Histórica y Minería de MINUCA, fue explotado entre los años 1870 y 1920-30, para la extracción de sulfuros, como galena con elevada ley de plata del orden de 8-10 Kg. por tonelada de mineral y esfalerita, y contaba con un lavadero gravimétrico posiblemente situado cerca de Cala Déntoles o Dorada; igualmente, hasta comienzos del siglo XX se explotó estaño. Peñarroya, en los años setenta del siglo XX, investigó la zona calculando en recursos mineros un mínimo de 1,5 millones de toneladas de mineral, con un contenido de 5% de plomo, un 8% de zinc y una media de 8 kg. de plata por tonelada.
Además de La Poderosa, ya mencionada y que da nombre al coto, destacaron otras concesiones como, por ejemplo, La Salvadora, Primitiva o Ferruginosa, en esta se han descubierto especies minerales de gran rareza e interés.
Algunas de ellas llegaron a los 250 metros de profundidad, como atestiguan los pozos inundados que salpican el paisaje y que disponían de castilletes dotados con maquinas de vapor, usando esportones para extraer el mineral; en la Mina Arturo se extraía manganeso y otra llamada Diana destacaba por la abundancia de mineral de plomo.
Actualmente se encuentran restos de edificaciones, cuyas paredes originales acabaron siendo demolidas por vecinos del lugar para aprovechar de los materiales y reutilizarlos en construcciones o cercas para el ganado.
En resumen, es un paraje digno de visitar con gran cantidad de vestigios mineros, testigos de su intensa actividad industrial pasada, que hay que conservar al tratarse de un patrimonio minero cultural de gran valor histórico.
Fotografías de Juan Luis Castanedo y Manuel Morales.
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